Conexiones inesperadas y una sesión de familia navideña muy especial

Hoy os escribo este post navideño rodeada de postales por escribir, con una vela encendida, eucalipto fresco encima de la mesa, canciones de Navidad como banda sonora y Théo jugando tranquilamente en su parque (vale, justo antes de acabar la frase ya ha empezado a quejarse y me he tenido que levantar a ponerle el chupete. Habría sido todo demasiado idílico, ¿que no?).

¿Vosotros qué haríais si os dais cuenta de que una bloguera muy conocida a la que sigues en Instagram resulta que vive en el pueblo de al lado? Yo la contactaría, sin lugar a dudas. Lo peor que puede pasar es que no responda a mi mensaje, ¿no? ¿Y qué haríais si os invita a su casa a tomar café? ¿Y si otra vecina del mismo pueblo ve el intercambio de mensajes en Instagram y propone que quedemos las tres?

Todo esto me llevó a encontrarme, a dos grados bajo cero, en la calle del pueblo de al lado, con una bolsa de cruasanes en una mano y unas ramitas de flor de algodón en la otra, nerviosa perdida porque había quedado con dos desconocidas y una de ellas era una celebrity de las redes.

Stephanie (@70percentsteph) es belga y su vida se reparte entre Ginebra, donde vive con su marido y su hija, Juliet, y Amberes, donde dirige varios negocios relacionados con el marketing en redes y el diseño de interiores. La chica tiene un currículum impresionante porque, además de tener sus propios negocios, ha trabajado como periodista para revistas como Elle o Condé Nast Traveller, como consultora creativa, tiene un blog muy popular e incluso ha escrito un libro sobre blogs. De esos currículums que te hacen que te preguntes: ¿qué he estado haciendo yo durante todos estos años?

Nienke (@nienke.muller) es holandesa y solo lleva un año en Suiza, pero ya conoce casi más sitios interesantes que yo. Es la energía personificada: tiene tres hijos y a la vez está lanzando su negocio de diseño de interiores. Ha vivido en Ámsterdam, Seúl, Shanghái, Singapur, Houston y Nueva York, sitios en los que trabajó en el mundo de la moda. Me da mucha envidia que haya vivido en Singapur, porque a nosotros nos habría encantado pasar ahí una temporada, pero eso os lo contaré otro día.

Después de leer las trayectorias seguro que entendéis que estuviera un poco nerviosa, ¿no? En realidad, no tendría que haberlo estado. Las dos son de lo más campechanas y resulta que, como yo, no conocen a mucha gente aquí con la misma pasión por la fotografía, las cosas bonitas y el interiorismo. Las tres estábamos igual de emocionadas de ver que, gracias a Instagram, nos hemos conocido, podemos compartir nuestras pasiones y ayudarnos mutuamente.

¿Y qué me decís si os digo que nuestro primer proyecto juntas es una sesión de fotos navideñas de Stephanie y su hija Juliet? Cuando me dijo que le encantaría que les hiciera una sesión madre-hija no daba crédito. Stephanie valora tanto como yo el recuerdo imborrable que representa una fotografía y estaba un poco frustrada de no conocer fotógrafos aquí que hicieran el tipo de fotos que a ella le gustan. De hecho, cuando nació Juliet, le pidió a una fotógrafa belga que viniera a Suiza a fotografiar a su familia, a falta de conocer a nadie aquí.

En este post os enseño algunas de las fotos que les he hecho. Veréis que lo tenía muy fácil con una niña tan mona y una madre que tiene tanto gusto en moda y decoración. Espero que os guste y que las fotos os sumerjan aún más, si cabe, en el espíritu navideño de estos días. Por cierto, supongo que habéis reconocido a Théo en algunas de las fotos. Como aún le doy el pecho, me lo tuve que llevar a la sesión y se portó fenomenal.

Ya veis que lo que podría haber sido un fiasco total o un café superficial que no va más allá ha acabado en una gran conexión y en una puerta abierta a una infinidad de proyectos juntas. Ahora os dejo, a ver si por fin consigo acabar las tarjetas de Navidad.