Os voy enseñando los resultados de este proyecto poquito a poquito, pero es que los proyectos bonitos, cuando además se comparten, tienen que saborearse.
Para aquellos que no os acordáis o si sois nuevos por aquí, hace ya un tiempo lancé el proyecto del vestido viajero, que os presentaba en este post. De Suiza, el vestido viajó a Asturias, a casa de Bea, luego al Empordà, a casa de Mirin, y se quedó un ratito más por tierras catalanas, en casa de Inés.
A Inés creo que ya no hace falta que os la presente. Os he hablado de ella ya un par de veces en este blog y me considero una privilegiada de poder contarla entre mis amigas. El arte de Inés como fotógrafa es indudable, pero me hacía especial ilusión que saliera de su registro para materializar su visión del vestido.
Así es cómo Inés nos explica el concepto de la sesión:
“Cuando Marta me ofreció colaborar en este proyecto, lo primero que pensé es que estaba muy lejos de mis posibilidades. Nunca había hecho una sesión de este estilo. Pero, poco a poco, la idea me fue ilusionando cada vez más.
Desde el principio mi idea fue representar un cuento, algo etéreo. También quería llevar a esta sesión mi estilo en las sesiones de Food Photography.
La verdad es que me ha encantado la experiencia. Tanto @mirinclos, @elnafransoy como @dye_and_dry lo hicieron todo muy fácil”.
Ahora sí, os dejo con las fotos, que seguro que os van a encantar, y os espero por aquí con la siguiente fotógrafa que va a recibir el vestido viajero.
