Voy a ser honesta: estoy en guerra contra los juguetes. Son mi principal enemigo desde hace más de cinco años y no me ha quedado más remedio que rendirme a la evidencia: tengo que vivir con el enemigo y aún me quedan largos años de convivencia.
Ante esta fatídica situación, llevo mucho tiempo intentando encontrar una solución para que nos molestemos mutuamente lo menos posible, pero no es tarea fácil. Primero los recluí en la habitación de los niños, pero resulta que a nuestros pequeños churumbeles no les gusta jugar en la habitación. Tienen que jugar donde tú estés. Luego los pasé al salón, pero en menos de dos semanas los muy astutos habían invadido todo nuestro espacio vital y campaban a sus anchas por el suelo, el sofá… en cada lugar donde ibas a poner el pie, alguno te ponía la zancadilla.
Al final, tuvimos que dar marcha atrás so pena de tener un accidente grave y rompernos la crisma: había que darles una habitación de la casa, crear la muy en boga sala de juegos o playroom (que en inglés siempre suena más chic).
«Darles» es una manera de hablar porque, en realidad, a pesar de vivir en una casa bastante grande, no teníamos habitación para darles, pero ahí conviven a diferentes horarios mi despacho, la habitación de invitados y la sala de juegos.
En esas estábamos desde hacía un tiempo, pero el caos que reinaba en esa habitación compartida no era nada feng shui y me impidía trabajar en harmonía durante las horas que yo ocupo el espacio, así que este verano me propuse poner cartas en el asunto y recurrí a mis chicas de @mylittleroom para que me ayudaran a organizar una playroom digna.
Entre los bonitismos que han entrado en nuestra vida están la nueva mesa y sillas Elephant, de Elements Optimal, el carrito Ooh Noo, la casa de muñecas en forma de manzana Rock & Pebble , la bicicleta Banwood y el juguete por excelencia, el taller Flexa con todos sus complementos. Como veis, he traído aún más enemigos a casa, pero son tan bonitos y ahora están tan bien ordenados en nuestra sala de juegos que las fierecillas están encantadas e incluso han empezado a ayudarme a ordenar. Ahora sí espero mantenerlos a raya por un tiempo.
Precioso no… lo siguiente. 🙂
Y si necesitas una alfombra cálida y mullida para los días fríos de invierno que se acercan ya sabes que estamos en Sukhi.es
Abrazo.
Muchísimas gracias, chicas!
Muero por otra de vuestras alfombras.
Un besote,
Marta