Muchas veces me preguntan por qué hago sobre todo sesiones de familia lifestyle y no otros tipos de fotografía y la realidad es que hago principalmente sesiones de familia porque son las que más me mueven por dentro en estos momentos: quizás me sienta más cerca de las familias por encontrarme ahora en un momento vital muy parecido y eso hace que las disfrute muchísimo. Supongo que también tengo la suerte de poder elegir por tener un trabajo que paga las facturas y hace que la fotografía pueda seguir siendo una pasión y no una obligación.
La fotografía de comunión no entraba dentro de mis planes, la verdad, pero cuando mi amiga Ana Cris me pidió hace un año si podía hacerle las fotos de comunión a su hija Lucía, no podía decirle que no. Ana es una de mis mejores amigas desde siempre. La conozco desde que tengo uso de razón, somos vecinas de la misma calle, fuimos juntas a la escuela y al instituto y hemos sabido conservar esa amistad tan especial durante todos estos años a pesar de la distancia.
Acepté, pues, sin saber muy bien cómo enfocar la sesión, pero con la tranquilidad de que Ana Cris me daba toda la libertad del mundo para hacer el tipo de fotografía que me gusta. Yo quería una sesión no posada, de esas en las que no importa que el vestido se ensucie, quería que nos fuéramos al campo, que hubiera flores, que la familia fuera la protagonista y no solo Lucía y su vestido; quería momentos de emoción y quería sobre todo retratar a Ana Cris con sus hijas y su marido, porque, como muchas sabéis, nosotras somos las que menos aparecemos en las fotos, cuando el día de mañana nuestros hijos también querrán vernos en sus recuerdos en forma de imagen.
Os dejo pues algunas de las fotos que hice ese día y espero que os gusten tanto como a mí.
