La conocí hace un par de años cuando yo acababa de lanzarme como fotógrafa y fue una de las primeras personas que confiaron en mí sin conocerme de nada. Tenía un precioso bebé de tres meses y una perra espectacular y quería fotos en las que saliera toda la familia. Mi experiencia con el mundo canino es muy reducida, así que fui a la sesión con un poquito de aprensión. Resultó que no tenía nada de lo que preocuparme porque la sesión fue sobre ruedas: me encontré con una familia encantadora, incluido en perro, con un apartamento fotogénico y lleno de luz y, por si fuera poco, con la ayuda durante la sesión de la madre de Emi, que viene de una familia de fotógrafos y me iba apartando objetos que pudieran distraer.
Después de esa primera sesión, Emi se puso en contacto conmigo porque estaba a punto de lanzarse como entrenadora personal y necesitaba fotos para su sitio web. Así conocí su faceta profesional y se me ocurrió que, en vez de pagarme, me entrenara a cambio de las fotos. Me encanta la idea de que nos ayudemos las unas a las otras en nuestros proyectos y la verdad es que no me arrepentí. Hice diez entrenamientos con ella durante los que sufrí mucho, es cierto, pero también me divertí y, sobre todo, cuyos resultados vi enseguida en mi cuerpo.
Tan satisfecha quedé que sigo entrenándome con ella (y ahora además se ha unido Philippe) y le pedí una entrevista para el blog, a ver si se me pegan algunos de sus hábitos y por si os puede motivar a cuidaros y a hacer deporte (especialmente después de tener hijos).
Emi, ¿te puedes presentar?
Soy japonesa y británica, estoy casada, tengo un niño pequeño (y otro en camino) y llevo cuatro años viviendo en Ginebra. Antes de venir aquí, viví en Londres durante 20 años, después de una infancia durante la que viví en varios países de Europa y también en Japón (mi padre tenía que moverse mucho por su trabajo). Yo creo que eso hace que me guste tanto el ambiente internacional de Ginebra. Me siento como en casa.
Soy extrovertida, eso está claro, me encanta pasar tiempo con mis amigos y conocer a gente. Soy de naturaleza curiosa y me encanta experimentar cosas nuevas. Si le preguntas a mi marido, creo que te dirá que el principal rasgo de mi carácter es la tenacidad.
Desde que acabé la universidad, siempre había trabajado en ventas corporativas en una gran variedad de sectores, pero en 2016 decidí formarme como entrenadora persona.
¿Por qué entrenadora personal?
En realidad, empecé a hacer deporte cuando ya era mayor y me di cuenta de que realmente me ayudaba a ser más disciplinada, a concentrarme y a tener más confianza en mí misma. El deporte me hizo darme cuenta de que podía conseguir todo lo que me propusiera. Después de mudarme a Ginebra, se cerró el departamento en el que trabajaba y aproveché la oportunidad para lanzarme como entrenadora personal y ayudar a otras personas a que se den cuenta del poder del deporte. Este sigue siendo mi principal objetivo como entrenadora: ayudar a los demás a ver que son capaces de más de lo que les parece.
¿Nos puedes contar un poco más en qué consiste el entrenamiento personal?
En el pasado, el entrenamiento personal solía considerarse como algo que solo se podían permitir los ricos y famosos. Sin embargo, hoy en día, todos conocemos a alguien que tiene un entrenador personal. Siempre hay buenas razones para contratar a un profesional que nos ayude con nuestras rutinas deportivas, tanto si eres ya muy deportista o estás iniciándote en el deporte. Creo que la principal razón por la que alguien contrata a un entrenador personal es para asegurarse de que realmente se entrena y la segunda razón es que alguien lo ayude a superarse. Está claro que a todos nos viene bien un pequeño empujón.
Un entrenador personal va a ayudarte con tu programa de entrenamiento según tus objetivos. Te ayudará a realizar los ejercicios con la técnica adecuada para evitar que te lesiones. Si tienes un objetivo concreto en mente, como, por ejemplo, correr una carrera de obstáculos, te ayudará a entrenar los grupos musculares y los movimientos necesarios para prepararte. En realidad, creo que el entrenamiento personal es algo mucho más global y los mejores entrenadores personales son conscientes de ello; ayudan a sus clientes a alcanzar sus objetivos no solo mediante el refuerzo muscular, sino también gracias a una mejor nutrición, concentración y perspectiva, y sobre todo una actitud positiva. El camino no siempre es linear y una sesión de entrenamiento no tiene por qué consistir en levantar pesadas pesas o en hacer abdominales, sino que puede ser que nos centremos en los estiramientos, la relajación o la respiración, lo que nos ayudará a tomar distancia de nuestra vida diaria, a menudo demasiado ocupada y estresante.
Para mí, una sesión de entrenamiento ha ido bien cuando veo que mi cliente irradia positivismo, sonríe y está contento cuando nos despedimos.
Estás especializada en gimnasia postnatal y le das una enorme importancia a los músculos abdominales profundos (core) y al suelo pélvico. ¿Puedes explicarnos un poco más sobre el tema y decirnos por qué estos músculos son tan importantes?
Cuando di a luz a mi hijo Kai, no me podía creer lo mucho que había cambiado mi cuerpo. Soy alguien que ha hecho mucha competición en deportes de resistencia, así que fue toda una experiencia empezar de cero otra vez después del parto. Había perdido tanto tono muscular y mi suelo pélvico estaba tan débil que necesité un año para ser capaz de correr una media maratón sin perder el control de mi vejiga. Nadie te dice lo importante que es hacer ejercicios del suelo pélvico con regularidad y entrenarse para recuperar los músculos abdominales. Casi parece que se asume que nuestro cuerpo volverá a ser como antes de manera natural en cuestión de semanas o meses, o que las mujeres deberían aceptar que su cuerpo nunca vuelva a ser el mismo, y yo no estoy para nada de acuerdo con ninguna de las dos cosas.
El tema me interesa tanto que me saqué la certificación de nivel 3 para trabajar con mujeres antes y después del parto, porque creo que hay todavía muchas mamás que no son conscientes de la importancia de hacer ejercicio de una determinada manera y no de otra después de dar a luz. En Suiza, es genial que las mujeres puedan acceder a la fisioterapia para la rehabilitación del suelo pélvico, pero aparte de eso no hay nada más. Las únicas opciones son volver al gimnasio, intentar hacer ejercicios por nuestra cuenta o ir a una clase de grupo, lo que me parece bastante arriesgado para las mujeres que acaban de dar a luz. También existen aplicaciones que puedes descargarte y seguir los ejercicios que proponen, o contratar a un entrenador personal que tenga la formación necesaria para entrenarte hasta que alcances tu forma física de antes del parto. El problema de todas estas opciones es o la falta de ejercicios apropiados o la falta de supervisión o que es caro en el caso de un entrenador personal.
Por eso se me ocurrió ofrecer clases de grupo diseñadas específicamente para mamás, a las que pudieran ir con sus bebés. Al ser una clase de grupo es más económica y, al mismo tiempo, es genial ver cómo las mamás hablan entre ellas y comparten experiencias y recomendaciones relacionadas con la crianza.
¿Cuántas veces a la semana crees que una persona normal y corriente tiene que entrenarse para estar en forma y ver cambios en su cuerpo?
Según investigaciones recientes, se pierde músculo al cabo de cinco días sin moverse. Esto significa que, para ver un cambio o mejorar el tono muscular, habría que entrenarse cada cinco días. Sin embargo, puede pasar que alguien muy activo se entrene tres veces por semana y no note ningún cambio y que otra persona haga ejercicio una vez a la semana y note la diferencia. Cada persona es distinta, así que no hay una sola respuesta a esto. En general, les recomiendo a mis clientes que se muevan y hagan algún tipo de ejercicio al menos tres veces a la semana (pero esto también puede incluir hacer yoga, caminar por la montaña, correr u ocuparse del jardín), acompañado de una sesión de refuerzo muscular y de acondicionamiento físico a la semana. Hasta ahora, todavía no he visto a nadie que no vea resultados con un programa así.
¿Cuántas veces solías hacer deporte tú antes de que te dedicaras al deporte? ¿Qué deportes practicabas?
Lo primero que empecé a hacer es correr. Disfrutaba mucho de entrenarme y medir mi rendimiento en cualquier distancia. Correr era también mi principal manera para aliviar el estrés cuando trabajaba en Londres durante muchas horas. Sin embargo, mi principal pasión es el triatlón, que es un deporte múltiple que requiere nadar, ir en bici y correr. Gracias al triatlón empecé a practicar varios deportes. A lo largo de los años, he tenido altos y bajos: hay épocas en las que me lo he tomado muy en serio y me entrenaba seis días a la semana sin saltarme ni uno, e incluso alguno de esos días era capaz de hacer dos entrenamientos diarios. Empezaba el día a las 5.30 h para hacer una sesión larga nadando o corriendo antes de ir a trabajar y luego entrenaba con el club con el que corría después del trabajo o me iba al gimnasio para una clase de spinning o de musculación. También iba al trabajo en bicicleta todos los días (40 minutos ida y 40 vuelta). Esa época fue una locura. La ironía es que ahora que me dedico al deporte, lo practico de manera más equilibrada y relajada.
Todos sabemos que el deporte no sirve de nada si no lo acompañamos con un estilo de vida saludable. Y todos conocemos la teoría sobre lo que tenemos que comer y beber, pero es mucho más interesante saber lo que come y bebe gente sana como tú, por ejemplo. ¿Podrías contarnos qué sueles desayunar, comer y cenar?
Es curioso porque no me considero especialmente sana. No sigo ninguna dieta en particular ni evito comer ciertos alimentos, pero es verdad que nuestros hábitos alimentarios están muy arraigados y pueden depender de lo que comías cuando eras niño. Se ha demostrado que casi todas las elecciones que hacemos con respecto a la comida vienen de nuestros hábitos. Tendemos a comer lo que nos resulta familiar y esa comida nos reconforta.
Al ser de origen japonés, crecí comiendo mucho pescado, fruta, verdura y muy poco dulce. No suelo comer muchos dulces, a pesar de que, en realidad, me gustan.
Para desayunar, voy cambiando entre porridge, una tostada con mermelada, un yogurt con granola o huevos con arroz, dependiendo de lo que me apetezca ese día. Para comer, suelo optar por carbohidratos porque necesito energía para el resto del día, así que suelo comer arroz o pasta con verdura. Cuando quiero picar algo, me decanto por fruta o verduras en vinagre (un poco raro, lo sé). También me da por comer tofu con jengibre rallado y salsa de soja. Para cenar, intento no comer cosas pesadas, como una ensalada con pescado, o una sopa. Siempre hago por comer fruta fresca y verdura todos los días, varias veces al día. También estoy intentando reducir el consumo de carne roja a dos veces a la semana.
Un truco que dan los especialistas para establecer hábitos alimentarios es controlar el entorno más que los antojos. Esto significa que hay que comprar fruta, frutos secos y tentempiés saludables en lugar de chocolate, galletas y patatas fritas, porque si tienes hambre irás a por la comida que te reconforta, pero, si realmente tienes hambre, te comerás esa manzana o nectarina o esas almendras, por el simple hecho de que es lo único que tienes a mano en ese momento. Siempre aplico este principio y espero hasta que realmente tengo hambre. En ese momento, hasta me apetece la manzana y me sacia.
¿Qué haces en un día cualquiera?
Todos los días suelo tener el mismo ritmo: me despierto y desayuno con mi hijo, Kai. Una hora después, salgo a dar un paseo con él y mi perro. Si ese día tengo canguro, dejo a mi hijo con ella para que juegue con él y lo canse. Solemos pasear hora u hora y media.
Vuelvo a las 10.30/11 h y suelo ir a dar una clase al mediodía o a hacer una sesión de entrenamiento. Después vuelvo a casa, vuelvo a sacar al perro (y volvemos a andar una hora y media). Así es como consigo caminar de media 20 000 pasos al día.
Si tengo otra clase por la tarde, vuelvo a coger la bicicleta y me vuelvo a ir. Por esta razón, mi marido suele hacer la cena (menos mal que cocina bien). Si tengo que hacer papeleo, lo hago por la noche, después de acostar a Kai.
El hecho de que esté todo el día de aquí para allá hace que siempre tenga hambre, así que me como algo siempre antes de salir. Si no, no aguantaría todo el día. Soy experta en batch cooking, así que siempre tengo varias comidas listas para comérmelas en cualquier momento. Hago todo lo posible para evitar recurrir a tentempiés poco sanos.
¿Cómo te ves como madre?
Qué difícil contestar a esta pregunta. Bueno, mi hijo siempre parece contento de verme cuando vuelvo a casa o lo recojo en la guardería, así que quiero pensar que le gusto como madre.
Ser madre es realmente difícil emocional y físicamente. Es agotador tener que ocuparse de otro ser humano. Hago todo lo posible para estar presente lo máximo posible y disfrutar todos los momentos que pasarán y no volverán porque crece muy deprisa. Ahora tiene 22 meses y es increíble lo mucho que ha cambiado a pesar de que solo pronuncia unas cuantas palabras.
Soy resistente porque he hecho mucha competición, pero ser madre me hace darme cuenta de que tengo más reservas de lo que me parecía. Por todo esto ser padre es lo más duro y lo más satisfactorio que existe.
Espero que la disciplina que he adquirido a lo largo de los años de trabajo duro y deporte me van a ayudar a ser una buena madre, cariñosa y paciente, además de una buena guía moral.
¿A qué dedicas el tiempo libre con tu familia?
Como tenemos un bebé bastante activo y un perro que no para, casi siempre nos verás caminando por la montaña o simplemente haciendo algo que implique el contacto con la naturaleza. Nos encantan nuestros paseos por el campo porque es una actividad que se adapta y nos gusta a todos. Además, llegamos a casa cansados y dormimos bien (nuestro bebé también). Chamonix y el Jura suizo son algunos de nuestros lugares preferidos durante todo el año.
¿Qué planes tienes para el futuro?
Ahora estoy trabajando con una amiga, Lu, para lanzar juntas un negocio que una el deporte y otras actividades para madres activas en Ginebra. Hace poco empezamos a impartir, a la hora de comer, clases de gimnasia en el parque de Vermont (cerca de Naciones Unidas) para madres trabajadoras, porque esas son las madres que menos tiempo tienen para entrenar. También tenemos planes para organizar retiros tanto aquí como en otros lugares.
Todo esto lo estoy organizando al mismo tiempo que estoy embarazada de mi segundo bebé, así que más me vale que me prepare para más caos en mi vida.
Visita su web: www.bethebestyou.co