Justo antes de las vacaciones, cuando tenía el jardín lleno de flores a rebosar, me dediqué a redecorar la habitación de los niños. No hice ningún cambio drástico ni gasté una cantidad exorbitante de dinero; pero con unos pequeños toques en la ropa de cama, el nuevo rincón de lectura y alguna cosita más, quedó una habitación diferente que encantó a los niños y he hizo soñar durante el breve instante durante el que permaneció así de ordenada.
Tenía muchas ganas de realizar este pequeño proyecto de decoración porque no hay ninguna habitación de la casa que me haga más feliz que esta y, muy pronto, los niños ya no dormirán juntos. Van creciendo, tienen ritmos de sueños muy diferentes y nos han pedido tener cada uno su habitación. A pesar de la inevitable nostalgia, estoy muy contenta de que hayan podido compartir esta habitación durante cinco años; me ha encantado siempre decorarla para que fuera una habitación mixta, en la que se pudieran identificar y sentir bien los dos. Y tenemos tantos recuerdos en ella en forma de foto que siempre será una habitación especial: la que compartieron Inés y Théo.
Todos los elementos nuevos de la habitación son de My Little Room. Ya sabéis que me encanta su selección de muebles, decoración y juguetes, así que es el sitio al que suelo ir para estas cosas.
Os dejo a continuación los cambios que he hecho:
Cambiar la ropa de cama. Parece una tontería, pero unas sábanas bonitas cambian totalmente el aspecto de una habitación. Elegí dos juegos de cama diferentes de la marca Garbo & Friends. Me encantan sus diseños y el hecho de que sean diferentes le añade variedad a la habitación.
Añadir el rincón de lectura con los colchones y los cojines de la marca Nobodinoz, y las pegatinas de flores de la pared de la marca Lilipinso. Este rincón me tiene completamente enamorada y, de hecho, veréis que lo decoré de dos maneras diferentes: con el rincón de lectura y con la casita de muñecas Plantoys porque, durante el verano, el rincón de lectura se fue moviendo por la casa e incluso lo pusimos en el jardín.
Colgar la estantería redonda de Ferm Living y usar todas las preciosas cestas de mimbre de Inés por toda la habitación. Son tan bonitas y le dan un toque tan retro a la habitación que nunca hay suficientes.
Comprar una nueva alfombra (de la marca Camcam Copenhague). Las alfombras también visten muchísimo una habitación y se pueden ir cambiando de sitio, con lo que no cansan.
Sacar los juguetes más bonitos que tienen (los de madera, como los que aún guardamos de la marca Petit Stellou) y esconder en el armario de mimbre de Ikea los feos de plástico, que hay en todas las casas. No voy a privar a mis hijos de los juguetes que a mí no me gustan, pero al menos los tengo ordenados en cajas para que no me hagan daño en los ojos con sus colores estridentes.
Llenar la habitación de flores. Pocas veces se nos ocurre poner flores en las habitaciones infantiles y, en realidad, quedan fenomenal en cualquier espacio. Puse varios jarrones de flores en las estanterías y colgué dos peonías de los globos de cerámica.
¿Qué os parece el resultado final? Dejadme un comentario si tenéis alguna idea para darle algún toque más a la habitación mientras todavía la comparten.
Muy chula! Me gusta la pera