Viaje de familia: Copenhague

abril 25, 2018

Este post tenía que estar en el blog desde hace meses, porque pronto va a hacer un año que hicimos esta escapada, pero mejor tarde que nunca, ¿no? Seguro que algunos aún estáis decidiendo qué vais a hacer este verano, así que puede que esta entrada os sea útil si os planteáis visitar Copenhague con vuestra familia durante las vacaciones.

La ciudad: de 10

Habíamos visitado Copenhague en nuestro viaje anual ‘de novios’ hace tres años y nos encantó. Nos alojamos en un hotel muy chulo cerca de la estación y, como íbamos solos, nos dedicamos a patear la ciudad de monumento en monumento, de tienda en tienda y de restaurante en restaurante.

Esta vez nos hacía mucha ilusión descubrir la ciudad a través de la mirada de Inés y Théo, así que intentamos adaptar el viaje a los peques. Este punto no fue del todo como yo había pensado, seguramente por mala planificación nuestra, pero también porque en algunos casos simplemente la ciudad no estaba adaptada para viajar con niños.

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El alojamiento: un hotel de diseño increíble, pero no adaptado a los niños

Si algo me gusta de Copenhague es que te encuentras diseño nórdico donde quiera que vayas. Entrar en una tienda o en un café y quererse llevar absolutamente todo es pan de cada día. Por eso me apetecía mucho alojarme o en una casa particular o en un hotel chulo. Buscamos casas, pero estaban bastante alejadas del centro, así que optamos por un hotel bastante conocido por su diseño y por estar muy céntrico: el SP34.

La verdad es que el hotel y su decoración nos encantó. Es uno de esos lugares que te pasarías fotografiando todo el día. Tiene ambientes muy bonitos (como veréis en las fotos), el restaurante es delicioso y el desayuno también.
Eso sí. No os lo recomiendo con niños. Primero, porque las habitaciones son minúsculas, así que, si encima les pones una cuna de viaje y una supletoria, por más que cojas una habitación de las amplias (es decir, más caras), no cabe ni un alfiler.

El restaurante tampoco estaba adaptado para los peques (no había menú infantil y todo eran platos muy sofisticados que Inés no quería ni probar).

También nos decepcionó que no hubo manera de que nos encontraran una canguro una noche para salir a cenar sin los peques. La verdad es que es un hotel bastante caro, así que nos esperábamos un servicio un poquito mejor por el precio que pagamos.
En definitiva, es un hotel muy recomendable si visitáis la ciudad en pareja, pero, si vais en familia, os recomiendo que alquiléis piso o busquéis un hotel más ‘family friendly’ (si conocéis uno, ¡soy todo oídos! Nosotros no encontramos…).
Eso sí, os dejo las fotos que hice en el hotel porque es un regalo para la vista.

 

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Actividades con niños

Como era la primera vez que los padres de Philippe visitaban la ciudad, además de hacer planes adaptados para los peques, también queríamos visitar algunos de los lugares más conocidos con los abuelos: el puerto de Nyhavn, el palacio de la reina, la Sirenita… La verdad es que es una ciudad pequeña, así que es muy fácil desplazarse de un lugar a otro. Cuando Inés se cansaba (sobre todo para volver al hotel), nos cogíamos un tuk tuk, una de esas bicicletas en las que te llevan, y menudas risas nos echábamos.
No voy a recoger aquí los sitios turísticos que visitar, porque hay guías de viaje buenísimas en las que encontraréis todo. Solo voy a nombrar los sitios que os recomiendo para los peques:

Pasar un día en el parque de atracciones del Tivoli

Pocas ciudades cuentan con un parque de atracciones en medio de la cuidad. La primera vez que estuvimos en Copenhague, solo entramos al parque para cenar una noche y ver un concierto. Esa vez ya nos había causado buena impresión, pero esta vez, que pasamos ahí casi todo un día y vivimos la experiencia con Inés y Théo, confirmó que es una maravilla de sitio. A mí no me gustan nada los parques de atracciones (me mareo hasta dando la vuelta sobre mí misma) y este me encantó. Las atracciones son chulas y para todas las edades, hay conciertos, flores por todas partes, restaurantes… Supongo que ayudó que hizo buen tiempo, pero pasamos un día de diez.

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Pasar una tarde en el parque del Castillo de Rosenborg

Es uno de los parques más concurridos que he visto nunca. Está lleno de familias haciendo picnic, yendo en bicicleta, jugando… Os recomiendo que, cuando ya sepáis las fechas del viaje, miréis la agenda cultural para ver si hay algo organizado mientras visitáis la ciudad. Me da la impresión de que se organizan muchísimas cosas y es un buen momento para pasar ahí la tarde. Cuando estuvimos nosotros había un festival organizado por la Asociación Danesa contra la Tortura y estuvo fenomenal. Había castillos hinchables, juegos, maquillaje para los niños, y conciertos para los mayores. Es una manera genial de pasar una tarde ‘a la danesa’.

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Visitar el Acuario

La primera vez que fuimos, nos enamoramos del museo Louisiana. Está a una hora en tren de Copenhague, a orillas del mar, y tiene una estupenda colección de arte contemporáneo, además de unos jardines con esculturas dignos de ver.
Esta vez nos habría encantado volver a visitarlo, pero nos pareció que Inés era demasiado pequeña para apreciarlo bien (y Théo ya ni hablamos), así que optamos por visitar el acuario.

Lo visitamos el último día, porque está al lado del aeropuerto, así que nos fuimos ahí ya con las maletas. Tienen taquillas muy grandes en las que caben hasta maletas enormes como las que solemos llevar. Hemos visto ya un montón de acuarios (a Philippe le encantan) y este nos pareció muy completo. Hay una sala donde los niños pueden tocar peces; puedes ver cómo les dan de comer; hay actividades para niños como pintarles la cara, el restaurante está súper bien acondicionado para las familias, hay un parque fuera… En definitiva, fue todo un acierto hacerle un hueco en nuestro programa.

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Cambio de guardia

Actividad turística por excelencia, en nuestro caso fue una manera genial de hacer un poco de turismo mientras Inés se lo pasaba bomba mirando a los guardias. Estaba fascinada con cómo se movían y durante días nos hizo en casa el paseíllo de los guardias.

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Cosas que fallaron

Habíamos estado ya en Copenhague, pero solos y nos había parecido un sitio ideal para ir con niños. En el aeropuerto hay carritos para bebés en libre disposición nada más salir del avión. Últimamente ya no siempre te traen el carrito a la puerta del avión, así que en otros aeropuertos tienes que llevar en brazos al bebé, junto con las tropecientas cosas que llevas de equipaje de mano, hasta la recogida de maletas; así que menuda alegría nos llevamos con estos carritos.

En cambio, a la vuelta no nos dejaron llevar el carrito hasta la puerta del avión. Había carritos para bebés, pero después de pasar todos los controles, así que la experiencia de la vuelta no fue tan idílica como la de la ida.

En la cuidad, también tuvimos sentimientos encontrados con respecto a lo adaptada de que estaba la ciudad para los peques. Hubo sitios que nos parecieron estupendos, como el Tívoli y el acuario, pero no os cuento la cantidad de veces que nos dijeron que no tenían manera de calentarnos un potito o que no podíamos entrar al restaurante con el carrito.

Mi querida @hyggestar estuvo también hace poco y tuvo la misma experiencia con respecto a los potitos. De hecho, ella encontró el sitio ideal para eso: Illum Bollighus, la tienda de decoración más bonita del mundo mundial, que ahora aún ha ganado puntos desde que sé que tienen una sala maravillosa donde te puedes ocupar de los peques.

 

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¿Copenhague con peques?

Definitivamente, sí, pero tampoco os creáis que está todo perfectamente adaptado a los niños, como yo creía. Vale la pena preparar las actividades y las visitas en función de ellos y sobre todo mirar bien el tema comidas y alojamiento. En todo caso, no todos los restaurantes del centro están preparados para ir con niños y a nuestro hotel, que aparecía en la lista de “hoteles familiares” de Trip Advisor, mejor ir si os escapáis en pareja.

Y vosotros, ¿habéis estado ya en Copenhague con la familia? ¿Cuál fue vuestra experiencia?

 

 

 

 

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